En todo el mundo (excepto quizás en Libia y Japón) la gente se reunió para ver la "Super Luna", algunos se quejaron que no vieron a nuestro satélite tan grande como esperaban, en el sitio oficial de CNN una persona decía que estaba esperando ver a la luna unas diez veces más grande de lo normal, pero se desilusionó al percatarse que se veía igual.
Obvio que se vería casi igual, no hay forma que la luna rompa su órbita y se acerque mucho más de lo que las mismas leyes de la gravedad permiten, tomando en cuenta el desastre global que eso implicaría es un imposible, las leyes físicas simplemente no se pueden romper; además, al no tener otra luna llena en apogeo (en su posición más lejana a nuestro mundo) no hay forma de comparar la luna de perigeo con la luna de apogeo y cualquier punto intermedio, por ello algunos no notaron mayor diferencia.
En todo caso el diámetro aparente de nuestro satélite estaba más grande de que suele estar, aparte que fue una interesante experiencia colectiva que todo el mundo, desde China, Africa, Europa, Medio Oriente, América y el Pacifico la gente estuviera tan pendiente del astro, da una sensación de comunión global en algo muy noble y bello. Debido a las mejoras en comunicaciones, vivimos en una glocalidad y las cosas que suceden al otro lado del planeta parece que fuera aquí mismo, en la otra calle. Generalmente estamos pendientes por acontecimientos globales no tan afortunados (desastres naturales, guerras) o eventos deportivos que terminan generando mucha pasión, ansiedad y zozobra en la gente, muchos españoles no durmieron una noche antes de la final del mundial de Fútbol 2010 esperando que su equipo derrotara a Holanda, bien por ellos, ganaron un gol por cero.
Pero contrario al deporte global, el observar a la Luna nos evocó un extraño sentimiento colectivo, que a pesar de vivir en un ambiente artificial, esclavizados en nuestra cotidianidad terrenal, nos dio por un momento la oportunidad de ver hacia arriba, maravillarnos y regresar a nuestros orígenes, épocas cuando consultábamos los cielos en búsqueda de entender quienes somos.
Aquí algunas imágenes captadas desde El Salvador, en la noche del 19 de marzo y el amanecer del 20
En todo caso el diámetro aparente de nuestro satélite estaba más grande de que suele estar, aparte que fue una interesante experiencia colectiva que todo el mundo, desde China, Africa, Europa, Medio Oriente, América y el Pacifico la gente estuviera tan pendiente del astro, da una sensación de comunión global en algo muy noble y bello. Debido a las mejoras en comunicaciones, vivimos en una glocalidad y las cosas que suceden al otro lado del planeta parece que fuera aquí mismo, en la otra calle. Generalmente estamos pendientes por acontecimientos globales no tan afortunados (desastres naturales, guerras) o eventos deportivos que terminan generando mucha pasión, ansiedad y zozobra en la gente, muchos españoles no durmieron una noche antes de la final del mundial de Fútbol 2010 esperando que su equipo derrotara a Holanda, bien por ellos, ganaron un gol por cero.
Pero contrario al deporte global, el observar a la Luna nos evocó un extraño sentimiento colectivo, que a pesar de vivir en un ambiente artificial, esclavizados en nuestra cotidianidad terrenal, nos dio por un momento la oportunidad de ver hacia arriba, maravillarnos y regresar a nuestros orígenes, épocas cuando consultábamos los cielos en búsqueda de entender quienes somos.
Aquí algunas imágenes captadas desde El Salvador, en la noche del 19 de marzo y el amanecer del 20
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