Hoy hace 50 años un cohete despegó llevando consigo al primer ser humano al espacio, Yuri Gagarin, un verdadero logro tecnológico tomando en cuenta que 40 años antes, Rusia era un conglomerado de pobres campesinos, con altos índices de pobreza e inequidad.
Pocos años después de la Revolución de Octubre, Rusia se transformará en la URSS y lanzará el Vostok 1; ahora, en el 2011, lo vemos como una verdadera hazaña de la humanidad, aunque en su tiempo fue más un sucedo propagandístico y político que científico, pues dejó perplejos a los Estados Unidos, quienes ya se encontraban en plena carrera espacial.
Ocho años después de Gagarin, los estadounidenses colocaron a dos hombres en la superficie de la luna, las misiones a nuestro satélite terminaron en 1972, aprendimos mucho, se aportaron inventos que han potenciado la tecnología de nuestro siglo, pero desde entonces no hemos ido más allá.
Salvando las misiones Apolo, nos hemos quedado exactamente en el mismo lugar al cual llegó Gagarin en 1961, los transbordadores y las estaciones espaciales empantanaron cualquier otro intento de enviar una misión tripulada a marte, regresar a la luna o enviar humanos a un asteroide, nos hemos quedado varados en la orilla del océano cósmico.
Fueron las sondas-robots las que han salvado la fiesta, han visitado casi cada planeta de nuestro sistema solar, pero como afirmaba Eugene Shoemaker, no hay forma que una máquina reproduzca la experiencia de tener un científico en otro mundo, Shoemaker siendo geólogo conocía perfectamente la experiencia invaluable del trabajo de campo; asimismo, la cascada tecnológica que nos daría una misión a marte no se equipara con la que nos deja diseñar robots espaciales.
Los cincuenta años de Gagarin me confirman la decadencia de nuestra sociedad, tenemos tan pocos Gagarins pero nos sobran guerras, religiones, banqueros corruptos y gente que cree en platillos voladores y al mismo tiempo afirman que la exploración espacial es simplemente un montaje.
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