Las estrellas son soles como el nuestro, con la diferencia
que están muy lejos.
Tan lejos que su luz toma años, décadas o siglos en llegar a
la Tierra.
Para hacerse una idea de las grandes distancias del cosmos,
haga cuenta que la luz estrella más cercana tarda 4.4 años en llegar a
nosotros.
Olvídese que en su vida verá una verdadera nave interestelar
capitaneada por una especie de capitán Kirk, dejemos esos sueños para las
películas domingueras. Es posible que lo más parecido a un viaje espacial que
podríamos ver en nuestras vidas sería el regreso de los humanos a la Luna o
quizás una misión a un asteroide o al planeta Marte.
Para viajar a las estrellas tendríamos que construir un
vehículo que logre alcanzar grandes velocidades y existe una imposibilidad
física que nos impide llegar a la velocidad de la luz. Necesitaríamos una
energía infinita para lograr que un artefacto hecho por el hombre logre los
300,000 km por segundo.
Pero, Imaginemos que se construye una nave que logre grandes
velocidades sin nunca pretender alcanzar la velocidad luz ¿se podría?
Sí, es posible.
Ya hemos construido sondas robots que han logrado grandes
velocidades, por ejemplo la sonda Voyager I es el objeto más veloz construido
por el ser humano; lanzado desde cabo cañaveral en 1977, salió del Sistema
Solar a unos 62.136 km/h (aprox. 17 km/s) a esa velocidad se acercara a la
estrella Gliese 445 dentro de 38,000 años.
Pero la velocidad del Voyager I es todavía muy reducida para
nuestras intenciones estelares ¿es posible construir una nave espacial con
tecnología del siglo XXI que nos lleve a las estrellas?, ¿por lo menos que nos
lleve al sistema solar de Alfa Centauri?
La respuesta es que
sí, es posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario