sábado, 22 de enero de 2011

Arqueoastronomía 1: Soles Culturales


Cuando los primeros rayos de Sol se cuelan entre las nubes mañaneras, asumimos que otro día ha comenzado y emprendemos nuestras faenas diarias casi de forma automática, por que consideramos que “así es”, es lo “normal” y damos por sentado que nuestro trabajo se traduce en una fuerza invisible que abona a nuestra economía personal y  prepara un porvenir positivo a la sociedad.
 El sustrato moderno es expresado ya sea como la edificación de filosofías positivas que le dan a la población siete pasos para construir gente altamente eficiente, sin olvidarnos de las presuntuosas carreteras de cuatro carriles que se cimientan sobre cientos de cadáveres forestales. Ahí, dentro del centro comercial inanimado o del buhonero pirata que asalta un espacio a la incapacidad municipal hemos olvidado nuestra coexistencia al antiguo pasado indígena.
Esa fibra que nos enlaza a un pasado, que ahora es brumoso y perdido por las ideas republicanas, estatales y globales, nos han hecho creer que nuestro actual mundo de las ideas es el correcto.
Pero en algo tan concreto como la continua salida del Sol, nos damos cuenta de la diversidad cultural e histórica al cual estamos expuestos. Este evento que marca el ciclo de luz y oscuridad natural no siempre fue visto como el inicio de un tiovivo de trabajo en beneficio a una economía. En algunos pueblos; como el mexica (popularmente conocido como azteca), la salida del Sol no era un evento invariable, no se tenia la certeza de que al día siguiente nuestra estrella surgiría nuevamente del horizonte y por ello era obligatorio recurrir al sacrificio, y de esa forma auxiliar al sol naciente a sobrevivir en su eterna pugna contra las fuerzas de la noche y contra el astro nocturno, la Luna.
El sacrificio azteca era una obligación cósmica, la sangre humana era el único medio para alimentar al Sol y darle fuerzas para su salida, no tenemos ninguna comparación moderna para describir como los aztecas percibían lo sagrado de ofrendar la vida para ser parte de un alimento solar.
En algún momento los mayas consideraron que el Sol era uno más de varios soles que habían sido extintos, el nuestro era el quinto y su existencia estaba íntimamente relacionada a la humanidad, si este se salvaba, entonces la humanidad no moriría.
Los Egipcios imaginaban al Sol navegando durante la noche sobre un barco, atravesando un río subterráneo, que lo hacia viajar por el bajo mundo. En otros pueblos africanos el Sol brillaba por que su madre lo había premiado por el pudor y recato que mantuvo al observarla bañándose desnuda en un río. En algunos pueblos nórdicos el Sol montaba un carruaje tirado por caballos, y este era femenino, nos cuesta entender la idea de un Sol Mujer; sin embargo, vemos que los pueblos crean diferentes conceptos de un solo objeto de acuerdo a su cosmogonía y a las necesidades propias de su cultura, muchas veces la concepción de el Sol esta ligada a un mito que fortalece ciertos roles en la sociedad o posturas políticas dentro de círculos de poder.
Nuestra visión moderna de el Sol nace cuando un griego llamado Anaxágoras, intenta describir al Sol como una bola de hierro fundido, debido al estudio de un meteorito que se creyó que provenía de este, diferentes creencias se manejaron en occidente, hasta que Galileo Galilei descubrió a principios del siglo XVII que el Sol tenia manchas y que no era una bola perfecta como se creía, este descubrimiento influyo a todo el mundo europeo revolucionó el pensamiento hasta formar todo un movimiento intelectual orientado a la descripción material de los fenómenos naturales, todo esto aunado a los cambios económicos y tecnológicos posteriores llegó finalmente hasta nosotros. Es así, como para nuestra sociedad que depende de otros mitos el aparecimiento del Sol en el horizonte únicamente marca el inicio de una jornada económicamente productiva y sobriamente lucrativa.

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